En nuestro país, la existencia del grupo social que sufre algún tipo de discapacidad es una realidad permanente, y siempre ha recibido de una u otra manera cierta discriminación de parte del resto de la comunidad, ya sea laboral, educativo, de inclusión social y demás.
La causa básica para esta discriminación es la falta de cultura sobre el área, solo los grupos sociales directamente relacionados tienen el conocimiento de causa para manejar la situación, ya sean los allegados más cercanos a la persona con la dificultad, las instituciones de ayuda social y las entidades del gobierno que se encargan de gestionar el tema.
Pero el resto de la sociedad desconoce del asunto, al no estar directamente involucrados no sienten la responsabilidad de ilustrarse; la población apenas tiene conciencia a través de los medios de comunicación que la vicepresidencia está realizando una campaña de atención directa a los habitantes con el problema, que hay instituciones que los apoyan, o quizá el ambiguo entender sobre algún familiar o vecino que padece de alguna discapacidad, entonces el rechazo social sigue permanente. De que sirve que el gobierno realice loables campañas de atención, y que las instituciones de ayuda cada vez estén mejor organizadas, si al final cuando la persona con discapacidad se relaciona con el resto de la sociedad, esta no le incluye porque desconoce sobre su situación.
Surge la propuesta de que nuestra comunidad debe dar un paso adelante, y concientizarse de que el tema de las discapacidades es de interés común, si pertenecemos a un grupo social que no está directamente relacionado, también tenemos la responsabilidad social de ilustrarnos en el área; así cuando llegue a nuestro círculo algún compatriota con discapacidad estaremos lo suficientemente preparados para ofrecerle la aceptación que todo conciudadano por ley y por derecho de convivencia merece recibir.
El proceso debe liderarlo el gobierno central a través de sus entidades, concibiendo y ejecutando proyectos de cultura e ilustración pública sobre las discapacidades ya no dirigidos solamente a los grupos sociales directamente relacionados, sino a toda la comunidad; y deben ser necesariamente realizados con el apoyo de los medios masivos; elaborando y publicando productos comunicacionales que difundan contenidos sobre discapacidades y que sean producidos con un lenguaje ameno, fácil de entender y de concienciar a toda la población sobre esta responsabilidad que es tarea de todos.
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